jueves, 14 de enero de 2010

¡Que raros eran estos romanos!

De los romanos hemos heredado mil y una cosas (y menos mal), como el alquilar pisos, el agua potable en las casas o los centros comerciales. Pero, entre otras muchas cosas, también hemos heredado la lengua, y dentro de la lengua, algunas palabras con etimologías más que curiosas (y divertidas).
Por ejemplo, nuestra costumbre de jurar decir la verdad y nada más que la verdad sobre una Bíblia, viene de los romanos, pero ellos tenían una pequeña variante: en vez de jurar sobre la Bíblia, juraban agarrándose los testículos con la mano derecha. Y (ahora viene lo divertido) de ahí viene la palabra testificar. ¿Es o no es una etimología para recordar? Por otro lado, cabe decir, que con todo el respeto del mundo para los cristianos, jurar por tus cojones es algo... muy serio.
Pero, de la misma manera que heredamos cosas de unos, se nos olvida cojer tradiciones de otros, a veces tan fascinantes como el fantástico método anticonceptivo (y digo anti porque lo he leido así, pero desde luego yo no me fiaría demasiado) de las mujeres karo-botak, de Sumatra, que se introducian una bola de ópio en la vagina (y no, no por diversión, sino que ESO es el método anticonceptivo).
Aunque, debo decir, que hay cosas que es mejor no haber heredado, que hay grandes civilizaciones, pero todas tienen sus... cosillas. Como hay grandes países, Índia sin ir más lejos (porque cerca, cerca no está), que a los moribundos y desahuciados se los lleva al río Ganges, y se les llena la boca de tierra, para ahogarlos en las Aguas Sagradas (adoro los nombres tan sarcásticos, como el de las aguas del río Ganges).

©TIMOTHY WILLIAM

miércoles, 13 de enero de 2010

La verdadera historia de los Reyes Magos de Oriente

El arte cristiano refleja la Epifanía (la adoración de los magos hacia el niño Jesús), de una manera muy lograda y constante. Unos magos vinieron de Oriente en Jerusalén, se dice en el Evangelio de Mateo, y se añade que, postrados, le ofrecieron presentes de oro, incienso y mirra.
Este mito bíblico ha (a)evolucionado mucho hasta convertirse en lo que es hoy en día: tres reyes magos traen regalos a los niños buenos, "así que portate bien y no le des trabajo a mama".
Pero si queremos saber sobre sus orígenes, que es lo más mágico de los magos, debemos estar al corriente de algunos datos la mar de curiosos. En primer lugar, debe tenerse en cuenta que Mateo no especifica en ningún momento el número de magos que viajaron hasta Jerusalén. Sin embargo, la creencia de que eran tres los magos de Oriente, se expandió rápidamente, y ese número resultó ser muy conveniente, porque no sólo coincidía con el nombre de regalos (oro, incienso y mirra), sino que también coincidía con el simbolismo teológico, puesto que tres es el número de la Trinidad. Por otra parte, también se identificó a los tres magos con las tres partes conocidas del mundo por aquel entonces: Europa, Asia y África, y se representan, hasta hoy en día, con tres aspectos físicos completamente diferentes, y que, además, se corresponden a los prototipos de caucásico (Melchor), asiático (Gaspar) y negro (Baltasar), cada uno simbolizando una de las tres edades del hombre (juventud, madurez y vejez). De esta manera, también se hizo coincidir con las tres razas que se generaron partiendo de la descendencia de Noé: Sem, Cam y Jafet.
Otra cosa curiosidad del mito de los magos de Oriente, fue que, pese a que en el Evangelio nunca se dice que fueran reyes, pero dado que los magos, en aquella época, eran vistos con muy malos ojos y se asociaban a prácticas de brujería y al trato con el diablo, empezaron a ser conocidos como Reyes Magos, con la finalidad de aportar una mejora a su imagen.
Y ahora, para ir terminando, queda hacer una pequeña referencia al sentido simbólico de este mito, el cual también es la conclusión misma del post: este episodio apócrifo del Evangelio fue escrito con un afán propagandístico: pueblos de origen no judío que también adoran al niño Jesús.

©TIMOTHY WILLIAM